La "sociedad del conocimiento" o "sociedad de la información" se refleja en el campo educativo. Los cambios profundos en la economía, la sociedad y el conocimiento crean un nuevo contexto en el que la educación se afronta a nuevos retos.
El primer reto, que se resume en el postulado APRENDER A APRENDER, hace referencia a los desafíos educativos desde el punto de vista del desarrollo cognitivo. En una época en la que la información y el conocimiento han adquirido una relevancia capital, ya no se puede confinar la educación a una sola etapa de la vida, sino que es necesario que se convierta en un elemento siempre presente. Asimismo, es necesario replantear la tarea educativa como mero instrumento de transmisión de información y priorizar el proceso de aprendizaje.
El segundo reto, APRENDER A VIVIR JUNTOS, comprende los desafíos relativos a la consecución de un orden social en el que podamos vivir cohesionados pero manteniendo nuestra identidad como diferentes. La educación tiene que actuar como contrapeso del nuevo capitalismo, que comporta diferencias sociales cada vez más acentuadas, y la globalización, que rompe los compromisos locales y las formas habituales de solidaridad y cohesión.
Comunicación e información actual
La brecha informativa y la brecha económica están íntimamente asociadas. La forma más moderna de exclusión es, precisamente, la que se refiere al acceso al uso de las nuevas tecnologías. Esta brecha sólo podrá ser reducida con políticas muy activas del Estado destinadas a promover el acceso democrático a las nuevas tecnologías, lo cual exige una acción articulada entre estrategias educativas y estrategias de comunicación y conectividad. La particularidad de las TIC es que ellas pueden estar al servicio de estrategias de inclusión o de exclusión social. Los que acceden a ellas superan barreras tradicionalmente infranqueables. Hoy podemos entrar a cualquier biblioteca del mundo desde cualquier parte. Pero los que no acceden a las TIC están mucho más excluidos que antes. En lo que quiero insistir es en que la decisión de poner las TIC al servicio de políticas inclusivas o excluyentes no es una cuestión que dependa de las tecnologías en sí mismas sino de las decisiones sociales.
El primer reto, que se resume en el postulado APRENDER A APRENDER, hace referencia a los desafíos educativos desde el punto de vista del desarrollo cognitivo. En una época en la que la información y el conocimiento han adquirido una relevancia capital, ya no se puede confinar la educación a una sola etapa de la vida, sino que es necesario que se convierta en un elemento siempre presente. Asimismo, es necesario replantear la tarea educativa como mero instrumento de transmisión de información y priorizar el proceso de aprendizaje.
El segundo reto, APRENDER A VIVIR JUNTOS, comprende los desafíos relativos a la consecución de un orden social en el que podamos vivir cohesionados pero manteniendo nuestra identidad como diferentes. La educación tiene que actuar como contrapeso del nuevo capitalismo, que comporta diferencias sociales cada vez más acentuadas, y la globalización, que rompe los compromisos locales y las formas habituales de solidaridad y cohesión.
Comunicación e información actual
La brecha informativa y la brecha económica están íntimamente asociadas. La forma más moderna de exclusión es, precisamente, la que se refiere al acceso al uso de las nuevas tecnologías. Esta brecha sólo podrá ser reducida con políticas muy activas del Estado destinadas a promover el acceso democrático a las nuevas tecnologías, lo cual exige una acción articulada entre estrategias educativas y estrategias de comunicación y conectividad. La particularidad de las TIC es que ellas pueden estar al servicio de estrategias de inclusión o de exclusión social. Los que acceden a ellas superan barreras tradicionalmente infranqueables. Hoy podemos entrar a cualquier biblioteca del mundo desde cualquier parte. Pero los que no acceden a las TIC están mucho más excluidos que antes. En lo que quiero insistir es en que la decisión de poner las TIC al servicio de políticas inclusivas o excluyentes no es una cuestión que dependa de las tecnologías en sí mismas sino de las decisiones sociales.
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